Para muchos docentes, la enseñanza de las matemáticas y el aprendizaje basado en proyectos (ABP) no van bien juntos. Sin embargo, teniendo en cuenta que el ABP busca motivar, dar sentido, contextualizar y aprender a aprender, incorporarlo a las matemáticas se vuelve muy importante para lograr un aprendizaje profundo y significativo. 

Las razones más comunes de docentes para no hacerlo son:

“Me quita tiempo y tengo mucho contenido por cubrir”

“Las aplicaciones son muy complejas para los estudiantes”

“Con la resolución de problemas se cubren las posibilidades que pueda aportar el ABP a la enseñanza de matemáticas”

Estas razones tienen validez, y de ahí la dificultad que usualmente se presenta para hacerlo. Sin embargo, las matemáticas tienen una riqueza y flexibilidad que pueden dar a los proyectos una perspectiva estructurada y eficiente. Además, entender su utilidad para abordar problemas complejos que van más allá de los típicos problemas descontextualizados y ajenos a los estudiantes, puede permitirle a los niños vivirlas desde un lugar fascinante.

Dos maneras de trabajar las matemáticas con ABP

Existen dos maneras básicas en que se pueden juntar el mundo del aprendizaje basado en proyectos con las matemáticas. La primera es realizar proyectos específicamente sobre matemáticas. Para esto, hay varias plataformas con ideas y recursos para todas las edades. Esta primera aproximación permitirá a los estudiantes verle mayor sentido a las matemáticas y motivarlos a aprender. Aunque puede ser un buen lugar para empezar, esta aproximación carece en muchos casos de la complejidad transdisciplinar. 

La segunda manera es que las matemáticas no sean necesariamente el eje central del proyecto, sino que puedan incorporarse de manera transversal. Esto implica un trabajo en equipo entre los docentes, especialmente en la planeación y observación de líneas de indagación. Desde la pregunta central, es posible planear los lugares en los cuales las matemáticas podrán actuar como herramienta, a dar estructura o incluso a brindar una posible solución. 

Para ir profundo y poder hacer un proyecto interesante, que desarrolle habilidades personales, sociales y globales, y que motive a los estudiantes, en cualquiera de los dos casos es importante que exista un trabajo real en equipo por parte de los docentes. Es una oportunidad para aplicar los conceptos, trabajar habilidades y dar ejemplo de cooperación a los estudiantes. También da la posibilidad a toda la comunidad educativa de reconocer y desarrollar sus pasiones e intereses. 

¿En qué momento incorporarlo?

El trabajo de las matemáticas en el ABP se puede hacer en tres momentos: 

• Para practicar y diversificar habilidades adquiridas: en este caso, el estudiante utiliza lo que aprendió previamente en matemáticas para enriquecer su proyecto, resolver problemas y esquematizar sus resultados. Ayuda a brindar contextos de aplicación a los conceptos previamente estudiados y a practicar los procesos como parte de una cuestión más profunda. Por ejemplo, un estudiante que está aprendiendo a sumar en primer grado puede dentro de un proyecto sobre semillas tener la necesidad de contar y clasificar semillas. Aunque ya ha aprendido a contar, la nueva experiencia le permite afianzar la habilidad y extrapolarla a la suma. 

• Para darle sentido al aprendizaje: durante el proceso de adquirir conocimientos y habilidades, complementar este proceso con su uso dentro del proyecto puede permitir al estudiante avanzar de manera acelerada y motivante. En el mismo ejemplo anterior, una vez clasificadas las semillas del proyecto en diferentes grupos y contarlas, el estudiante puede querer saber cuántas hay en total, para lo cual aplicará los conceptos de suma que está aprendiendo dándole sentido en una aplicación práctica a la habilidad que está desarrollando.

• Para introducir nuevos conceptos: al crear la necesidad de incorporar conceptos desconocidos o habilidades que aún no se tienen al proyecto, se puede motivar a los estudiantes a iniciar nuevos procesos de aprendizaje. Comprenderán desde un principio su necesidad y podrán entenderlo como la manera de resolver un problema más que como una cosa más en una eterna lista de saberes por los que van pasando. Continuando con el mismo ejemplo de las semillas, el estudiante puede haber sembrado algunas y debe saber cuántas le quedan. Esto lo motiva a un nuevo proceso matemático que es restar, y que aunque aún no lo estudia como tal, la necesidad de hacerlo lo motivará en su desarrollo de habilidades matemáticas. 

No es necesario, por lo tanto, tener ya una base conceptual o unas destrezas específicas para abordar un concepto matemático dentro de un proyecto. Su aplicación puede tener un carácter disruptivo favorable. Estamos acostumbrados a entender el currículo y el proceso de enseñanza de las matemáticas amarrados a un libro de texto más allá que con cualquier otra área. Esto puede deberse a que los conceptos matemáticos en general se deben ir construyendo a partir de otros conceptos más sencillos. Para poder entender la potenciación se debe saber multiplicar, y para esto es necesario saber sumar, para lo cual es necesario reconocer cantidades, y para esto se debe poder saber contar. 

La comunidad en el aprendizaje matemático 

El trabajo de los conceptos matemáticos por medio del ABP requiere por lo tanto cierta flexibilidad en el docente, trabajo en equipo, conocimiento de lo que se sabe y de lo que sigue y mucha creatividad. Hay varios recursos e ideas online que pueden acompañar este proceso, dar ideas y contribuir al proceso de aprendizaje del docente.

Finalmente, se requiere también una flexibilización del currículo. El compromiso de las directivas y la comunidad educativa en general puede potenciar el uso de ABP en el aprendizaje de matemáticas. Permitirá evidenciar situaciones en las cuales se utilizan las matemáticas y permitirá crear lazos que van más allá de los números a partir de relacionarse con quienes los utilizan. 

Foto de Max Fischer en Pexels