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04 November 2020

Crear: el arte y el cuerpo hacen visible lo invisible



Nuestra necesidad de crear, de narrar el mundo y de contar historias es una característica intrínseca de los seres humanos. Desde este lugar, crecemos rodeados de relatos que luego serán escritos para preservar este legado cultural a lo largo de las generaciones. Sin embargo, ¿qué significa crear? y ¿por qué es tan difícil en un mundo que nos ofrece tanta información todo el tiempo?

El valor de las historias 

Ahora más que nunca contar historias está de moda. Desde el mercadeo y la publicidad hasta los cuentos para niños, se han diseñado unas “fórmulas” desde las que se deben tener en cuenta una serie de preguntas para garantizar el enganche de la audiencia. Estas historias, ahora, deben apelar a las emociones para motivarnos a tomar decisiones y han crecido con nosotros a lo largo de la vida. ¿Qué pasaría si traemos esta estrategia al aula? En el campo de la educación en donde cada día salen más espacios de formación docente esta pregunta también ha sido considerada. 

SantillaLabTalks ha creado un espacio de formación y, sobretodo, de conversaciones entre diferentes agentes de hispanoamérica para compartir experiencias y conocimientos alrededor de la educación y sus desafíos. Entre estos queremos destacar el encuentro ¿Pedagogías de lo (in)útil? 

 

En el que uno de los ejes es el rol del arte y la creación como experiencias que cuestionan y reconocen la importancia de la labor docente y su impacto en la vida de sus estudiantes. Desde Colombia, Alexander Rubio menciona que “muchas veces la complejidad en la formación deja a un lado canales más efectivos de comunicación que se pueden dar cuando se cuenta una historia que conecta a los participantes.”  

Situaciones difíciles y el trabajo “invisible”

En este encuentro se comparten experiencias de vida donde se aborda el cuestionamiento de los docentes frente a su labor cuando la realidad es violenta y es difícil saber, a ciencia cierta, si lo que están haciendo es pertinente y relevante para la vida y el futuro de sus estudiantes. Desde este lugar, todos están de acuerdo en reconocer en la educación una estrategia para formar y acompañar a sus estudiantes en sus procesos de reconocerse como seres humanos en construcción. Entendiendo que este trabajo es “invisible” y que toma tiempo ver los resultados. 

El arte y el cuerpo hacen visible lo invisible

El estudiante debe estar en el centro de todo este proceso de formación. En la medida que entendemos sus necesidades, problemáticas y contextos podemos brindarle alternativas de exploración desde el arte para transformar y comunicar su realidad. Facilitar procesos creativos permite la expresión y catarsis de emociones que de otra forma son muy difíciles de abordar. La estabilidad emocional tanto del docente como del estudiante debe ser contemplada durante todo este proceso de acompañamiento que lleva al desarrollo del pensamiento divergente: libre y creativo. 

Pensar divergente 

¿Qué es pensar divergente? Es salir de la zona de confort y arriesgarnos, como docentes, a hacer las cosas de manera diferente y, sobretodo, a atrevernos e intentarlo sin temor a equivocarnos. Esto en el papel suena muy “inspirador”. En la práctica se vincula con el arte porque es un espacio de exploración que desarrolla habilidades que se materializan cuando nos permitimos crear. Esta habilidad-acción permite poner en marcha otras habilidades como la observación, formularse preguntas, analizar, explorar, proponer, y poner en el mundo una nueva idea, acción u objeto que entra en diálogo con un conocimiento previo. 

Rubio dice: “crear es apropiar un conocimiento nuevo para el mundo”. Desde su experiencia menciona que todo esto lo ha trabajado "Desde el arte, desde el cuerpo, desde el reconocimiento y ha sido tan valioso ver en mis estudiantes que ya pueden generar acciones colectivas”.

Este testimonio es un encuentro entre la teoría y la práctica, entre el cuerpo, las emociones y la posibilidad de comunicar y movilizar a otros desde el ejemplo y el acompañamiento. Desde este lugar queremos dejar, a modo de reflexión, las siguientes preguntas: ¿qué docentes somos?, ¿qué docentes queremos ser? Ya estamos en este lugar o qué nos hace falta para transformar nuestras prácticas para que la creación y el cuestionamiento a las historias con las que hemos crecido nos permitan empezar a contar con voz propia nuestras propias historias.