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15 May 2020

¿Cuál es el rol de la metacognición en la educación sistémica?



La formulación de esta pregunta tiene implícito un proceso de metacognición. La respuesta está relacionada con hacer visible lo invisible. En este caso, se relaciona con el reconocimiento de cómo aprendemos a aprender, una característica de la educación sistémica. 

La metacognición está relacionada con una serie de acciones que ponen en evidencia la manera en que aprendemos, algunas de estas son:

  • Reflexionar sobre el proceso de aprendizaje 

  • Comprender lo que aprendemos y aplicarlo dentro de diferentes contextos

  • Aprender a pensar 

  • Tomar conciencia de los procesos en los que ocurre el aprendizaje 

  • Reconocer qué se nos facilita durante todo este proceso y en qué debemos trabajar para mejorar 

  • Desarrollar habilidades de autonomía, comprensión, reflexión y pensamiento crítico 

Metacognición en la educación sistémica

Metacognición: observación y reconocimiento 

El rol de la metacognición en la educación sistémica es fundamental para reconocer el proceso de aprendizaje. Esto sucede tanto en los facilitadores (docentes) como en los estudiantes. El significado de este proceso se asocia al conocimiento que se adquiere más allá del propio conocimiento, se podría definir como «el conocimiento de nuestras cogniciones». Se relaciona directamente con los procesos cognitivos que ocurren para que sea posible el aprendizaje y la interpretación de lo que sucede a nuestro alrededor. 

¿Cuándo ocurre la metacognición en la educación sistémica? Cuando hacemos una pausa y reflexionamos acerca de las decisiones y acciones que hemos realizado. Por ejemplo, para llegar a la solución de un problema determinado nos detenemos y observamos el “camino recorrido”. Estas acciones permiten que tomemos conciencia del flujo de pensamiento que hemos sintonizado para llegar al lugar en el que nos encontramos. 

Educación sistémica: reconocer el proceso de aprendizaje

En el marco de la educación sistémica, es fundamental escribir las ideas que se nos ocurren a lo largo de un proceso, puede ser un experimento, para luego corroborarlas con los resultados obtenidos. Al revisar las ideas previas, con los datos obtenidos a través del análisis, podemos identificar la manera en que lo que pensamos al principio cambiará a través de las experiencias que tenemos para validar nuestras ideas. Una vez termina el experimento y damos respuesta a una serie de preguntas concretas asociadas con este, el siguiente paso es evaluar el trabajo que realizamos a través de preguntas relacionadas con las acciones y decisiones que tomamos.

Esta manera de reflexionar sobre el proceso de aprendizaje nos hace conscientes tanto de nuestras emociones y en cómo hacemos las cosas, cómo también de talentos, destrezas o habilidades que tenemos y que se nos facilitan.  Así como de las cosas que se nos dificultan o nos toman más tiempo, y en las que debemos considerar si queremos mejorar o no para obtener mejores resultados en el futuro. Todo esto es fundamental en el marco de una educación sistémica, porque una de sus características es el abordar problemas complejos desde diferentes perspectivas. 

Educación sistémica y metacognición

El rol de la metacognición en la educación sistémica

A través del proceso de revisión de cómo hacemos las cosas, tanto en la educación como en diferentes ámbitos de la vida, fortalecemos nuestras habilidades y reconocemos en qué necesitamos trabajar para mejorar. 

El impacto de enseñar y aplicar esta manera de evaluación en la educación sistémica, permite asociar el aprendizaje con una acción asociada al cerebro, que es visto como un músculo que está en constante desarrollo. En lugar de pensar que si no somos buenos en algo desde el principio no hay nada que hacer al respecto. 

El éxito del uso de la metacognición en los procesos educativos y de aprendizaje debe estar enfocado en la auto-evaluación y auto-reflexión para generar un impacto positivo en los docentes y en los estudiantes. De esta manera podremos apoyarlos e inspirarlos a ser aprendices de por vida.