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08 September 2020

La importancia del gozo en el aprendizaje



El gozo es la “chispa” que nos permite conectar la educación y la motivación con el aprendizaje tanto en niños como en adultos. El primer paso para transformar nuestras prácticas pedagógicas en el aula y en el hogar es reconocer en qué medida disfrutamos de lo que hacemos. Cuestionar si en las actividades que realizamos hemos incluido el gozo resulta esencial para garantizar el éxito de nuestros proyectos. 

Gozar y aprender

Si bien existen una serie de lineamientos que vienen dados desde los gobiernos para garantizar una cobertura en educación bajo una alfabetización nacional, a veces se deja de lado el cómo hacerlo. Encontramos en este espacio una oportunidad para transformar la educación tradicional para darle espacio a una educación más experiencial y de exploración, donde el estudiante se encuentra en el centro del aprendizaje. 

Cuando los docentes aprovechamos esta oportunidad, podemos replantearnos cómo enseñamos. La transformación empieza al hacer un alto y cuestionarnos si hemos considerado el que nuestros estudiantes disfruten, o no, a lo largo de sus procesos de aprendizaje. El diseño de actividades debe ir de la mano con los intereses y talentos de cada uno de ellos. Más que pedirles una única respuesta correcta, resulta esencial propiciar espacios de encuentro a partir de problemas donde cada uno tenga la oportunidad de proponer una solución, compartiendo sus talentos y habilidades a través del trabajo colaborativo.

Los espacios de aprendizaje deben ser pensados como un ecosistema que permita desarrollar la curiosidad, la creatividad y la exploración tanto de nuestros estudiantes como de los docentes para que todos seamos aprendices de por vida. 

Dar ejemplo 

Todo empieza por el ejemplo, un docente que disfruta lo que hace inspira a sus estudiantes. El gozo debe ser transversal a todos los ámbitos de la educación para lograr aprendizajes significativos. Por ejemplo, desde nuestra propia experiencia personal, solemos aprender más de historia en un viaje que solo leyendo acerca de un evento específico para un examen. Aprendemos más de las relaciones de un ecosistema si es posible verlas en acción que tan solo memorizando las redes bióticas desde una perspectiva conceptual. 

La clave está en reconocer la disposición que tenemos en cada una de estas experiencias. El reto está en lograr la misma conexión de estas vivencias que disfrutamos y trasladarlas al aula. ¿De qué manera podemos crear experiencias significativas en dónde nuestros estudiantes se sientan motivados por resolver un problema o crear un proyecto? 

Más que respuestas para estas preguntas, identificamos que el desarrollo de habilidades y el reconocimiento de nuestras emociones y las de nuestros estudiantes a lo largo del proceso es lo que va a definir el resultado que buscamos. Un docente que inspira a través del ejemplo, que comparte las preguntas que rondan por su cabeza desde que era pequeño, genera más empatía que aquel que llega con todas las respuestas. La inspiración está vinculada con la motivación, el manejo de la frustración y el mantener el interés más allá de los resultados.