Los educadores, padres y niños asumieron grandes retos con la pandemia, no poder volver al colegio durante tanto tiempo implicó dificultades importantes especialmente para la primera infancia. Hemos entendido desde los hogares y a través de las pantallas que los procesos aprendizajes integrales requieren experimentación, un entorno propicio, socialización y atención permanente.
Tras comprender tres realidades sustanciales, se ha ejercido presión para la reapertura especialmente de los jardines infantiles y preescolares: que la pandemia se prolongará en el tiempo de manera significativa, que los niños necesitan tener la posibilidad de atender sus colegios y que los contagios no aumentan de manera significativa al hacerlo.
A principio de año el sector educativo encargado de la primera infancia inició el movimiento de #larevoluciondelosculumpios, que buscó ejercer presión sobre los entes reguladores para la reapertura de las entidades educativas que atienden a la primera infancia. Los argumentos para la reapertura tienen un carácter transdisciplinar:
La propuesta de volver al colegio se lideró por medio de columnas de opinión además de la presión en redes sociales y acciones legales. Las poblaciones más desfavorecidas están siendo más afectadas, ya que está en riesgo no sólo el derecho a la educación sino también a la alimentacióny seguridad, siendo el colegio un lugar donde muchos niños reciben la protección que necesitan.
Lo cierto es que para recibir una educación integral, esta debe ser trandisciplinar. No sólo en el sentigo en que aborde las diferentes áreas como matemáticas, lenguaje, las ciencias etc., sino las diferentes perspectivas, mentalidades y facetas del ser humano. Entender esto no siempre es fácil para las posturas más tradicionales, que centran su atención en un sólo aspecto como la socialización y caricaturizan su importancia al no verlo desde una perspectiva más global e interconectada.
Un niño no requiere llenarse contenidos que pueden encontrarse en Google, necesita desarrollar su máximo potencial como ser humano, esto es, desarrollar su ser por medio del hacer. La acción es de vital importancia para el aprendizaje, ya que de esta manera podemos integrar nuestras facetas y crear modelos mentales sobre el mundo que podemos alimentar desde todos nuestros sentidos.
Dentro de las tendencias educativas más recientes, el entorno juega un papel vital en este desarrollo del aprendizaje y de la creatividad, así como la interacción con otros y la posibilidad de desarrollar habilidades personales, sociales y globales. Siendo así, volver al colegio es el paso siguiente en una revolución educativa que va más allá de las herramientas tecnológicas, la adaptación y la priorización de currículos.
